Muchas veces escucho a mis amigos maravillarse con fotografías que tienen el fondo desenfocado. Retratos en los que el sujeto está muy definido pero el fondo se desdibuja. Este efecto, también conocido como bokeh, se consigue jugando con la profundidad de campo de una imagen (si quieres profundizar más sobre este concepto fotográfico te recomiendo esta guía escrita por Irene Gil Ortiz).
Es un efecto perfecto para retratos. Funciona también muy bien con objetos en fotografia de productos. Incluso en paisajes puedes conseguir fotografías espectaculares.
Donde nunca es aconsejable usarlo es en fotos con muchos elementos importantes. Por ejemplo, en fotografías de grupo saldrá enfocado una persona y los que estén detrás se verán borrosos.
¿Cómo conseguir profundidad de campo?
Para llegar a este tipo de fotografías con fondos desenfocados lo primero que tienes que tener es una cámara reflex o evil . Necesitas poder determinar la distancia focal con la que disparas.
La distancia focal mide el espacio que hay entre la lente de la cámara y el objeto a fotografiar. En las cámaras reflex puedes controlarla determinando la apertura del diafragma. Este viene identificado por la letra f minúscula.
Cuanto más pequeña se esta cifra menor es la distancia focal. Es decir, enfoca a los objetos que están más cerca y desenfoca los que están más lejos.
Resumiendo, que si quieres el efecto de fondo desenfocado necesitas que la «f» de tu cámara sea lo más pequeña posible.
Objetivos y profundidad de campo
Dependiendo del objetivo que utilices tendrás más o menos apertura de diafragma. Las lentes con más zoom tienen menos profundidad de campo y los objetivos fijos tienen más.
Hay dos objetivos que por excelencia se usan para crear ese desenfoque en las fotografías: el 50mm y el 35 mm. Con ambos (dependiendiendo del modelo que tengas) podrás disparar con una apertura de diafragma de 1.4.
Cómo conseguir el desenfoque
Una vez que tienes la cámara y el objetivo correcto tienes que establecer los parámetros de disparo. Elige la apertura de diafragma más grande que te permita tu objetivo (un f1.4, o un f1.8).
Aproxímate lo máximo posible a tu sujeto u objeto a fotografiar y aléjale del fondo. Incluso con aperturas de diafragma pequeñas (f 2.8, por ejemplo) puedes conseguir el fondo desenfocado si estás cerca de lo que fotografías.