Hace tiempo escribí un post hablando sobre lo que consideraba que era un equipo fotográfico básico todoterreno. Un cuerpo, un objetivo y un flash externo suficientemente barato como para ser asequible y suficientemente bueno para tener fantásticas fotografías de cualquier excursión.
El flash no es lo más imprescindible para la fotografía de exterior pero marca la diferencia en la fotografía en interior. Todas las cámaras de fotos reflex incluyen un flash propio pero que no permite iluminar correctamente. Con el flash externo puedes adaptar la luz a la situación de la fotografía y que no se note la iluminación artificial.
Además, se puede poner y quitar de la cámara rápidamente y se sincroniza perfectamente con ella a través de la zapata que incluyen todas las cámaras reflex.
Ventajas de un flash externo
Hay varios motivos por los que me gusta utilizar flash externo cuando hago fotos en casa. Estas son las características más destacadas y que más valoro:
- Permite modificar la intensidad de la luz. A veces no necesitas una cantidad grande de luz extra pero tienes sombras feas en las caras. En estos casos el flash externo es una solución fantástica porque podrás programarlo para que la luz del destello sea la que necesites.
- Puedes adaptar la dirección del cabezal para dirigir la luz en la dirección que más te interese. O, lo que es mejor, rebote con la superficie blanca más cercana que haga que la luz se expanda por la habitación. Lo que mejor funciona en estos casos es disparar hacia el techo.
- Se sincroniza con la cámara para que se dispare aunque no esté conectado físicamente a ella. Es decir, puedes colocar el flash externo encima de una mesa cercana al objeto a fotografiar y sincronizarlo con la cámara para que salte cuando dispares. Es un recurso que funciona muy bien cuando disparas desde lejos pero quieres que la iluminación esté cerca.
Ejemplo de iluminación con un flash externo
Para que te hagas una idea de la capacidad de iluminación de un flash externo he hecho la misma foto con y sin el. Ninguna de las dos editar ningún de las dos imágenes
En la imagen de arriba he disparado con las condiciones de iluminación que tenía en una habitación con ventana pero en un día nublado. He usado un objetivo 50mm y he disparado con una ISO 100, a una velocidad de 160 y un f 1.4. En la foto de abajo he mantenido los mismos ajustes pero he añadido el flash externo (un nikon SB 900).
Aunque de ajustes de cámara no entiendas nada este ejemplo es claro: en muy malas condiciones de iluminación el flash resuelve cualquier problema.
Y lo que es mejor, lo hace sin que se note. La luz envuelve todo la imagen a diferencia de cuando usas el flash integrado en la cámara que solo ilumina el objeto y todo el fondo se ve negro.
Qué tener en cuenta para elegir un flash externo
Hay muchos tipos de flashes en el mercado y muchas marcas que tienen modelo compatibles con los cuerpos de Nikon o Canon.
A la hora de decidirte por comprar un flash lo primero que tienes que tener claro es para que lo vas a necesitar. Qué tipo de fotografía es la que sueles hacer y en la que notas que más falta te haría la luz.
- La potencia de la luz
- Los modos de configuración
- La posibilidad de comunicación inalambrica
- Cabezal rotatorio
- Cabezal zoom
- El tiempo que tarda en cargarse de nuevo el flash
Mi elección personal
Entre los mejores flashes compatibles (los que no son de la misma marca que la cámara) están los de la marca Yongnuo.
Yo tengo dos flashes, uno nikon (que es el marca de mi cámara) y otro Yongnuo. El que tengo está descatalogado pero aquí tienes una selección de los mejores flashes Yongnuo que te puede orientar para elegir cual comprar.
El flash Nikon que tengo es el SB 900, ya descatalogado y sustituido por el SB910. Es un modelo profesional quizá demasiado potente para un uso aficionado. El modelo SB 700 es mucho más accesible económicamente (en torno a los 300€) con características muy similares.